La primera parte terminaba con un claro dominio de Singapur ante una desconocida Tailandia que, mejoró algo en el arranque de la segunda parte, llegando a empatar el encuentro por medio de Adul Lahso. Un espejismo, ya que apenas tres minutos después Amri volvía a poner por delante a los locales.
El partido se igualó en estos minutos, Tailandia recupero parte del control del juego y llegaron sus mejores ocasiones coincidiendo también con la bajada de intensidad de Singapur. Cuando todo parecía que terminaría con el 2-1, un resultado no demasiado malo para la vuelta, Khaizan remachaba un balón suelto a la salida de un corner poniendo el 3-1 definitivo que ponía muy cuesta arriba la vuelta.
En Bangkok, tres dias después, estaba todo dispuesto en un abarrotado Suphachalasai Stadium para vivir un emocionante partido donde Tailandia buscaría la remontada. La afición Thai estaba totalmente volcada con su selección y eramos muchos los que creíamos que se le daría la vuelta al marcador.
El partido fué un monologo tailandés, Singapur solo se preocupó de intentar mantener la renta de la ida y metió a 10 jugadores por detrás del balón, mientras que para los locales el partido era un acoso y derribo total donde las ocasiones se sucedían pero sin acierto final. En la recta final de la primera parte el delantero Kirati, que había sido la única variación en el once Thai con respecto a la ida, remataba a gol un saque de esquina y dejaba a su selección a solo un gol del título.
Los números finales del partido hablan por si solos, Tailandia disparó casi 30 veces a puerta y sacó más de veinte corners...Singapur disparó dos veces, pero los títulos no se merecen se vencen y eso es lo que hizo Singapur.
Nueva decepción para el once de Schafer, tras no meter a Tailandia en la última fase de clasificación para el mundial, ahora un subcampeonato que sabe a muy poco.
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